Hoy en día los niños reciben su primer móvil antes de los diez años y la mayoría lo usa para comunicarse o para jugar, aunque también reconocen que han recurrido al teléfono cuando se han sentido solos.
Los adolescentes no sólo son más hábiles en el manejo de las nuevas tecnologías, sino también es el grupo a los que les produce mayor fascinación y quienes le encuentran más utilidades, también son más vulnerables a la adicción.
La explicación no hay que buscarla en que los adolescentes son irresponsables o fácilmente manipulables por la publicidad, sino en su desarrollo cerebral: el cerebro no termina su desarrollo hasta pasados los 24 años y esta inmadurez cerebral es la responsable de que el adolescente busque sensaciones fuertes o novedosas, así como de su comportamiento compulsivo, según destacan expertos de la Fepad (Fundación para Estudio Prevención y Asistencia a Drogodependencias).
Las funciones que mejor realizan los niños son las que controla la parte de su cerebro que ya ha madurado, como es la coordinación y el movimiento, mientras que tienen menos desarrollados el juicio, el control del comportamiento o la organización. Es decir, la inmadurez del cerebro del adolescente es responsable de la búsqueda de sensaciones fuertes y novedosas, así como de su comportamiento compulsivo.
Hay que diferenciar lo que puede ser un uso excesivo del móvil de lo que se considera una adicción. Así, los expertos de la Fepad destacan varios requisitos para determinar si hay un abuso preocupante:
Hay que diferenciar lo que puede ser un uso excesivo del móvil de lo que se considera una adicción. Así, los expertos de la Fepad destacan varios requisitos para determinar si hay un abuso preocupante:
Destaca un uso excesivo y un “síndrome de abstinencia”, es decir: tensión, ansiedad o depresión cuando no tienen el móvil a mano. Además, los menores adictos necesitan dedicarle cada vez más tiempo y tener un teléfono cada vez más sofisticado. Esto afecta a las relaciones sociales ya que aumentan las discusiones y las mentiras sobre el uso del móvil, mientras que el niño se aísla.
Recuerda:
-Las tecnologías fascinan al adolescente, lo que favorece su abuso.
-El abuso del móvil puede afectar al rendimiento escolar.
-Puede aislar socialmente al adolescente y provocar conflictos familiares.
-El abuso del móvil puede reducir la realización de otras actividades y favorecer el sedentarismo.
-Prevenir sin prohibir.
-Favorece el diálogo familiar, escucha y respeta las opiniones de tus hijos para que se pueda hablar de todos los temas.
-Cuanto más tarde mejor. Un niño menor de 8 años, en general, no necesita móvil.
-Mejor tarjeta de prepago que con contrato, ya que podrás controlar mejor el gasto.
-Observar el comportamiento de los niños respecto al móvil y las nuevas tecnologías.
-Pon normas claras sobre cuándo y cómo utilizar el móvil, no se trata de prohibir su uso sino de establecer límites.
Señales que denotan adicción:
-Pasa demasiado tiempo en la habitación.
-Habla mucho por el móvil.
-Utiliza el móvil en lugares inadecuados, cuando come o estudia, cuando hace deporte o en actividades que requieren plena atención.
-Enciende el móvil a deshoras.
-La factura es excesiva.
-No habla ni se comunica con el resto de la familia.
-Tiene cambios emocionales bruscos o problemas de conducta.
-Baja su rendimiento académico.
-Se enfada si se le llama la atención o se le restringe el uso del móvil.
Cómo actuar ante el problema:
-Habla mucho por el móvil.
-Utiliza el móvil en lugares inadecuados, cuando come o estudia, cuando hace deporte o en actividades que requieren plena atención.
-Enciende el móvil a deshoras.
-La factura es excesiva.
-No habla ni se comunica con el resto de la familia.
-Tiene cambios emocionales bruscos o problemas de conducta.
-Baja su rendimiento académico.
-Se enfada si se le llama la atención o se le restringe el uso del móvil.
Cómo actuar ante el problema:
-Habla con ellos, evitando hacerlo cuando se está enfadado, ya que discutir sólo lleva a agravar el problema.
-Si el problema es puntual negocia el uso del móvil, eso quiere decir que deben ceder las dos partes.
-Educar con disciplina pero siendo justos, evitando castigos extremos. Los castigos deben ser justos y explicados, para que el adolescente sepa exactamente por qué lo ha recibido.
-Favorece conductas alternativas con la adicción, como que escuche música, haga deporte o cualquier otro hobby.
-Busca ayuda externa cuando veas que no consigues ayudarle.
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