COMPLEJOS, ¿SOY INFERIOR?
NARIZ GRANDE, GORDO, EXCESIVAMENTE FLACO, ALTO, BAJO… CUALQUIER CARACTERÍSTICA FÍSICA PUEDE CONVERTIRSE EN UN COMPLEJO PARA UN NIÑO O ADOLESCENTE. AYUDARLES A SUPERARLOS NO ES IMPOSIBLE.
Los complejos, muchas veces, no tienen razón de ser, pensar de forma seguida en lo que no les gusta de ellos puede provocar inseguridad y baja autoestima. A veces no corresponden a una realidad, es sólo una auto-percepción distorsionada, debido a la burla de algún compañero o por la comparación con las imágenes perfectas que se muestran en la publicidad o la televisión.
Los niños se preocupan cada vez más por su aspecto, ya que vivimos en una sociedad en la que damos mucha importancia al físico, lo que es percibido por los menores, que tienen como referencia los modelos que aparecen en la televisión.
Los niños que tienen alguna característica “diferente” siempre han sido objeto de burlas y en ocasiones han recibido apodos. A partir de los 8-10 años es cuando pueden empezar a sufrir estos “complejos”, ya que es cuando se tiene percepción de la propia imagen. En la adolescencia se pueden acentuar ya que es una etapa en la que se cambia físicamente, la personalidad se está definiendo y es muy importante la aceptación del grupo.
Cómo superar los complejos:
Cuando a un niño o adolescente no le gusta algún rasgo personal físico, los padres no deben minimizar lo que siente, diciéndole que no pasa nada o que es una exageración, ya que aunque a nosotros nos parezca una tontería, su sufrimiento es real.
Si es pequeño y sufre las burlas de los compañeros por una diferencia física, hay que explicarle que cada persona es diferente y que cuando alguien se mete con ellos es para sentirse superior.
Hay que enseñarle a valorarse, destacando y potenciando sus cualidades y virtudes positivas.
En otras ocasiones, el complejo está motivado por una imagen distorsionada de ellos mismos al compararse con otros compañeros o actores preferidos. En estos casos es importante que aprendan a quererse tal y como son, con sus defectos; conviene recordarle sus virtudes para que se valore, y comentar que es frecuente lo que le ocurre y que poco a poco aprenderán a gustarse como es.
Hay que enseñar a los hijos a ser como son, sin que les importe lo que piensen de ellos. Hay que decirles que es imposible gustar a todo el mundo y que siempre habrá gente más guapa y más fea, más delgada o más gorda, pero que la apariencia física no es importante, sino que lo realmente importante es la forma de ser.
Los padres deben estar atentos para saber detectar cuándo un niño sufre por estos temas, ya que a veces se muestran retraídos y tristes pero, en otras ocasiones, pueden ocultarlo comportándose de forma desafiante.
Lo más importante para superar un complejo es quererse uno mismo, conocer sus defectos y virtudes tanto físicas como de carácter y aceptarlas.
Puede ser de ayuda pedir al adolescente que haga una lista de los que piensa que son sus defectos y también de sus virtudes, de forma que les pueda hacer frente y darse cuenta de todas las características positivas que tiene.
No te olvides:
-Dales ejemplo. Si ellos ven que valoras en exceso tu imagen física o la de los demás, aprenderán a valorarse ellos mismos según su apariencia.
-No destaques sus defectos y potenciar en cambio sus cualidades.
-Valorarles. Para un niño es muy importante su entorno familiar, por eso si no se siente querido y valorado puede que aumente su inseguridad. Ponle ejemplos de personas que a pesar de tener algún defecto han triunfado.
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